Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

104 страница из 123

He leído también que las vanguardias no fueron nunca gregarias, que a Giménez Caballero se le puede considerar un ismo en sí mismo -un mal juego de palabras-, y que probablemente sea más riguroso afirmar que Ramón Gómez de la Serna fue ramonista en lugar de definirlo como ultraísta.

Un apunte curioso. Hace un par de meses me topé -sin buscarlo, leyendo algo que en principio no tenía nada que ver con Gecé- con este párrafo en un libro sobre la movida madrileña. Está escrito por un periodista muy crítico con las políticas culturales, que sostiene que todo aquello no pasó de ser una impostura y una enorme tomadura de pelo:

…ese moderno y vanguardista que fue Ernesto Giménez Caballero ( ) el posmoderno español por excelencia. Aún en los 80, octogenario él, daba sopas con honda a todos los movideros.108

No tiene relación, pero de ese texto lo que más gracia me ha hecho es que en otra página describe a Felipe González como ´ese hombre que parece el dueño de un restaurante japonés en cualquier barrio de Valencia´.

Правообладателям