Читать книгу Estrategias de coaching ejecutivo. De la práctica a la teoría онлайн

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7. A cultivar estados de ánimo. Los estados de ánimo nos acompañan todo el tiempo y tienen que ver con nuestra historia: si queremos cambiarlos tenemos que reconocer nuestro pasado, cuáles son los estados de ánimo que habitamos más frecuentemente, y cuáles son los estados de ánimo que queremos habitar. También saber qué juicios o preconceptos tenemos que hacen que estemos una y otra vez en los mismos estados de ánimo.

Los estados de ánimo definen qué es posible o qué no es posible para nosotros. Si estamos resignados, nada va a ser posible, pero esa resignación tiene una historia de la que debemos hacernos cargo y revisarla; y extender esa práctica a nuestro cliente. Si queremos intervenir en el futuro, tenemos que intervenir en el diseño del estado de ánimo que permita declarar las posibilidades en las que queremos habitar.

Queremos que la conversación de coaching invite a un estado de ánimo de asombro, de curiosidad, de ambición, de creación. Hay muchas formas de trabajar, y en la exploración de cada una de ellas, cada coach irá encontrando su estilo. Hay coaches que son buenos para provocar y otros que son buenos para cocrear y diseñar. En la búsqueda del estilo hay que saber ser flexible y poder jugar con varios roles dependiendo de las necesidades del cliente. También hay que estar atentos a no caer siempre en los mismos recursos por falta o por miedo a explorar otros. El trabajo del coach también incluye un trabajo personal, que expanda miradas y herramientas para ofrecer al cliente.

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