Читать книгу Estrategias de coaching ejecutivo. De la práctica a la teoría онлайн

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Pregunten, sean curiosos y no tengan vergüenza de hacerlo. Pregunten todo, lo que van a hacer en la primera sesión es integrarse y conocerse un poco más. Por ejemplo: ¿En qué mundo vives? ¿Qué es lo que quieres lograr? ¿Cómo es tu relación con tu entorno? ¿Y con tu equipo? ¿Con tu jefe? ¿Cómo es tu relación con la organización? Entonces, pregunten, pregunten y pregunten, y no tengan miedo de preguntar porque además en la pregunta está todo un mundo que se abre, tanto para el coach como para el cliente.

3. A evolucionar juntos. Como coaches debemos también ser un modelo de aprendizaje continuo, combinando la conciencia de uno mismo, del equipo, de la organización y del ecosistema. No solo coacheamos en la relación uno a uno, sino que estamos impactando más allá de las cuatro paredes de la oficina de nuestro cliente, y el propósito de nuestra intervención es coevolucionar de manera colectiva y global, mirando el compromiso del cliente aplicado a cómo crea valor al interactuar con todas las partes de su sistema y sistemas anidados. No es coherente esperar de nuestros clientes una transformación radical, que tengan el apetito suficiente para asumir riesgos sin precedentes o dar saltos cuánticos si nosotros no estamos dispuestos a hacerlo.

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