Читать книгу Un mundo made in China. La larga marcha hacia la creación de un nuevo orden mundial онлайн

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Desde entonces y frente a ese diagnóstico, el discurso público del Politburó se asentó en la necesidad de convertir a la sociedad china, hacia 2020, en una sociedad orientada a la innovación, por el dominio de aspectos clave de CyT y que le permita, para el 2050, ser líder mundial en este campo. De acuerdo con este nuevo énfasis, hubo un auge de la inversión china en Investigación y Desarrollo (I+D) que es una medida estándar de inversiones innovadoras. Si bien China invirtió apenas el 1% de su PIB en la década de 1990, las inversiones en I+D aumentaron al 2,12% del PIB en 2017 y crecieron al 2,23% en 2019, o sea una porción mayor en un PIB que no deja de crecer (5). Con la “innovación indígena” como elemento estratégico de crecimiento impulsado por la innovación y el desarrollo económico basado en el aprendizaje, la política de CyT vuelve al centro de la escena, como eje medular del patrón de desarrollo chino. Este plan presenta metas pensando en un horizonte para el 2020, articulando investigación básica y aplicada en áreas clave y para una decena de grandes proyectos nacionales, que incluye la reforma institucional del sistema nacional de CyT y de las políticas de promoción de la innovación (Gu y Lundvall, 2006). Aquí es cuando explícitamente deciden desarrollar tecnologías centrales, pero propias, dominar aquellas que se necesitan en áreas críticas, y fundamentalmente tener o hacer que sus empresas tengan (sean dueñas) de sus derechos de propiedad intelectual para conseguir contar con un número de empresas chinas internacionalmente competitivas. Claramente, estas definiciones están en línea y articuladas con las decisiones que ya describimos (políticas del Go West y Go Out) y provenientes del plan quinquenal anterior.

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