Читать книгу Tres ensayos sobre democracia y ciudadanía онлайн

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Como señala Juan Carlos Velasco: «el objeto de la adhesión no sería entonces el país que a uno le ha tocado en suerte, sino aquel que reúne los requisitos de civilidad exigidos por el constitucionalismo democrático; solo de este modo cabe sentirse legítimamente orgulloso de pertenecer a un país. Dado su destacado componente universalista, este tipo de patriotismo se contrapone al nacionalismo de base étnico-cultural»61, que tiene entre nosotros últimamente numerosos seguidores, lejanos a los intereses democráticos y en más de una ocasión volcados a soluciones autoritarias, en las cuales las modalidades de la democracia directa adquieren el carácter de instrumentos esenciales para el logro de sus propósitos.

Ese fin perseguido por el patriotismo constitucional reivindica una cultura política republicana con el propósito de cohesionar una sociedad con formas de vida y tradiciones culturales heterogéneas, para «articular la unidad de la cultura política en la multiplicidad de subculturas y formas de vida»62, todo ello para consolidar una cultura política de tolerancia que haga posible la coexistencia intercultural. Un camino como este debería poderse plasmar en un país pluricultural y multiétnico como lo es el Perú, enfrentándose a la carga emocional de la idea fuerza de nación, en el caso peruano de naciones con su legado cultural específico, solo políticamente superable, pero a la vez estable mediante la instauración de una «nación de ciudadanos» que ejercen activamente sus derechos democráticos preocupados por el destino de lo público que atañe a todos. En tal virtud la identificación de los ciudadanos con los intereses generales y públicos de la sociedad da lugar al nacimiento de indignación cívica frente al abuso del poder o ante la corrupción de las autoridades63.

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