Читать книгу Tú y yo онлайн

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Volviendo a los sobres, si no los has conocido, te cuento. Eran sobres de papel en cuyo interior había colecciones, siempre en material de plástico, de soldados, indios y vaqueros en miniatura o kits de montaje, como armamento en general, para formar ejércitos como coches, barcos, aviones, tanques…, y lo mejor de todo, podíamos comprar siempre, mínimo, un sobre, porque costaba solo una peseta.

En cuanto llegábamos a casa nos íbamos a nuestro cuarto de juegos y comenzábamos a realizar nuestra primera tarea, que era separar los soldaditos o piezas que componían el kit del plástico sobrante, que servía para sujetar todas las piezas. Y si era un kit, uníamos las piezas a presión o con pivotes. No necesitábamos pegamento, ni celo, ni ningún tipo de sellador.

Después comíamos lo más rápido posible para comenzar nuestras batallas. Lo que más me divertía era formar diferentes ejércitos dentro del fuerte que creaba colocando cada pieza de for-ma estratégica. El problema llegaba cuando Juan quería comenzar la batalla y yo mandaba a mi general en un carro de combate con un pequeño ejército detrás rumbo al fuerte del oponente en señal de paz. Mi hermano señalaba que quería la guerra y entonces, enfadado, cogía varias canicas y plaf, plaf, plaf. Las empezaba a lanzar una a una contra mi fuerte y distintos ejércitos y equipos de combate, hasta que no quedaba nada en pie.

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