Читать книгу Tú y yo онлайн

6 страница из 65

Nunca entendí cómo alguien se podía divertir jugando con las muñecas, y mira que lo intenté veces. Si eran bebés, les acunaba, les daba de comer, les sacaba los gases, cambiaba los pañales y a dormir y vuelta a empezar. Si eran muñecas, las cambiaba una y otra vez de vestido. A la tercera vez de hacerlo, ya estaba más aburrida que una ostra.

Antes de jugar a algo más divertido, algunas veces le pedía a Juan que cogiéramos cada uno a un Nenuco y que jugáramos a que éramos sus papás, aunque, como te decía antes, el juego duraba muy poco, porque enseguida nos dejaba de divertir.


1

MI PRIMER AMOR


Los fines de semana solíamos quedar con diferentes familias, amigas de mis padres, que tenían hijos también. Mi suerte era que todas las parejas tenían solo niños de nuestra edad o alguna hija mayor que yo, por lo que, aunque a mí me interesaba mantener contacto con ellas, al ser más pequeña, no entraba dentro de sus planes o posible relación de amistad. Y decía suerte, porque nuestros juegos eran básicamente de chicos: jugar a indios y vaqueros, a las canicas, a las guerras y si nos íbamos de picnic, a subir a los tractores y a las pacas de paja, a coger lagartijas para cortarles la cola, a coger renacuajos en las charcas y a tirar con las escopetas de perdigones a posibles pájaros. Siempre he querido a los animales, así que cuando querían jugar a esto último, les proponía otras actividades, como tirar a la diana con escopetas.

Правообладателям