Читать книгу Tú y yo онлайн

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Ian no paraba de besarme. Primero en los labios, luego por el cuello, llegando hasta el principio de mi canalillo. Acto seguido introdujo su mano derecha por mi camisa y hábilmente supo desabrocharme el sujetador. Mientras yo le daba suaves besos por la piel, él comenzó a soltar los botones de mi camisa.

—You are so beautiful! (¡Eres tan hermosa!) —exclamó.

—Gracias —le contesté tímidamente.

Ian se apresuró a seguir desnudándome. Soltó mi cinturón y luego se dirigió al botón de mi pantalón, esperando mi confirmación. Continué guiando su mano y le ayudé a desprenderme de la ropa, quedándome solo con mis braguitas.


Me separé de él, le miré con dulzura y le ayudé a quitarse la ropa. Apenas veíamos nuestras siluetas por la poca luz de una farola que entraba a través de la ventana. Cuando Ian ya estaba totalmente desnudo sobre la cama, vino hacia mí y continuó acariciándome la espalda, los brazos… mientras me besaba como no lo había hecho hasta el momento. Me invitó a que me quitara las braguitas y suavemente tocó el interior de mis muslos y llegó a mis labios, que masajeó con mucha delicadeza, haciendo que empezara a sentirme húmeda. Se puso sobre mí y pude notar su miembro erecto, lo que me excitó aún más. Le ayudé a ponerse un condón (en una ocasión, Lola nos había explicado a la pandilla cómo lo hacía). Al instante, introdujo un dedo en mi interior, como comprobando si estaba lista. Entonces se arqueó y me introdujo suave y lentamente su miembro viril. Acercándose a mi oído, me susurró:

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