Читать книгу Tú y yo онлайн

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—¿Qué estás esperando? —me dijo—. Métete en la cama.

La obedecí sin rechistar y me hice un ovillo, pues la cama estaba muy fría. Cuando ella acabó, hizo lo mismo y para mi sorpresa se puso detrás de mí y me rodeó con sus piernas y sus brazos. Sentí que se me paraba la respiración y que me iba a dar un ataque al corazón, que me mataría en ese mismo instante. De tener escalofríos pasé a tener unos sofocos como si estuviera en una sauna.

—Estoy helada, María. ¿Te importa abrazarme tú y pasarme tus manos por la espalda?

La verdad era que lo que me hubiera pedido en ese momento lo hubiera hecho. Nos giramos y ahora era yo la que suavemente pasaba por su espalda mi mano derecha, dibujando círculos y ochos. Ella agarró mi brazo izquierdo y me lo pasó por su cintura sujetando mi mano. Pegó completamente su cuerpo al mío, pareciendo una prolongación la una de la otra. Yo me sentía en el cielo y no quería que aquello acabara. La piel de Lisa era justo como me la había imaginado, con un tacto sedoso exquisito y su olor, a pesar de la noche que habíamos pasado, era una mezcla de vainilla y canela con algunas notas de madera de roble, que me llevaba a sentir una atracción física como hasta ahora no había experimentado.

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