Читать книгу Tú y yo онлайн

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Llegué a la calle donde vivía Ian, todo un lugar lleno de grafitis y pintadas nada agradables, ni a la vista, ni por el contenido que presentaban. Nunca antes había estado en esa zona de Londres y, la verdad, me pareció algo peligrosa. Me dirigí a su apartamento y llamé. Una vez allí, Ian me recibió con una gran sonrisa. «Wellcome», me dijo, y me dio un fuerte abrazo. Por fin, conocí su hogar nada lujoso: una cocina sin apenas electrodomésticos, ni muebles; un cuarto de baño con una gran bañera; un salón con un bajo sofá de dos plazas y un mueble bajo con una televisión, y dos habitaciones, cada una equipada con una cama matrimonial y un armario.

Me indicó cuál sería mi dormitorio y dejé allí mis cosas. Ian me dijo que había dejado de trabajar en Casey Jones hacía meses y que había empezado a trabajar en el metro de Londres. Por mi parte, le comenté que había decidido no trabajar tampoco en la hamburguesería, que prefería trabajar en un restaurante o en un pub.

Dos días después me contrataron en un pub-restaurante situado en un barco a orillas del Támesis en Victoria Embankment, llamado Tattershall Castle. Hice nuevos amigos y me lo pasaba muy bien. El ambiente de trabajo era muy bueno, especialmente, cuando trabaja con Lisa y Jhonny. Lisa era una chica negra absolutamente preciosa. Tenía una piel fina aterciopelada de una belleza y sensualidad inigualables, unos ojos color canela, una preciosa melena rizada y unas largas y musculosas piernas. Se parecía mucho a Halle Berry. Estoy segura de que sea cual sea tu condición sexual estarías encantada de estar a su lado. Nos reíamos muchísimo de todo, en especial de muchos clientes, de lo que nos decían, de los flirteos que practicaban con nosotras… Si no estaba atendiendo y me encontraba en la barra, a menudo me quedaba con la boca abierta mirándola cómo se movía y contorneaba de forma natural, para dirigirse a los clientes que entraban en el bar.

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