Читать книгу Tú y yo онлайн

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Llegué al aeropuerto de Heathrow y para mi sorpresa no había nadie. Ya el año anterior decidí que no me daba la paliza de pasar un día entero en autobús para llegar a Londres y determiné empezar a viajar por este medio. Compraba los billetes con antelación o a última hora, así me salían muy bien de precio.

Me dirigí a la boca de metro para ir a Victoria Station, pero cuando llegué tampoco estaba. Llamé al teléfono que tenía de Ian. Nadie me contestó, así que busqué un lugar donde pasar la noche. Ya eran casi las diez y no quería pasearme con mi maleta. En el hotel me dieron una habitación en un basement —de nuevo otro sótano—, una habitación grande sin ventana en la que había dos camas de matrimonio. El recepcionista que me atendió era un corpulento hombre negro, sin pelo, parecido a Cuba Gooding Jr., que me acompañó a la habitación.

Dejé mi maleta y decidí ir a comer algo antes de irme a dormir. De regreso, me encontré de nuevo al recepcionista, que me saludó muy animosamente. Me sorprendió su pícara sonrisa, y me despedí también sonriéndole y con un breve «good night». Iba a cambiarme y a darme una ducha. Bueno, en Londres no hay apenas duchas, solo hay bañeras —muy incómodo, si no te quieres relajar tomando un baño—. Como decía, había abierto ya mi maleta, que había puesto encima de la otra cama, cuando llamaron a la puerta. Fui a abrir cuando, de repente, el recepcionista me abordó de forma violenta, entrando en la habitación sin permiso y sujetándome con sus dos grandes manos los brazos impidiendo que me pudiera mover de medio cuerpo hacia arriba. Sin mediar palabra alguna, comenzó a besarme de manera violenta y mientras lo hacía, entré en pánico pensando que me iba a violar.

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