Читать книгу Tú y yo онлайн

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Entonces, fue ella la que agarrándome por la cintura y tirando de mí, me forzó a que me pusiera encima de ella y yo volví a besarla. Esa vez no cerré los ojos hasta que nuestros labios volvieron a encontrarse y comenzaron a tocarse una y otra vez. En ese momento me dejé llevar de forma más consciente, al sentir los labios de Susana en los míos y al percibir el aroma del perfume de Anais Anais que la envolvía y que casi me llevaba a perder el sentido.

Continué besándola con más ímpetu mientras ella me abrazaba cada vez más fuerte. Noté como su cuerpo ardía tanto como el mío y eso me dio más alas para seguir explorando lo que hasta entonces me había sido prohibido. Le siguió un beso más húmedo al que acompañó mi lengua, que se movía de forma lenta y delicada, hasta que se unió la de Susana. Entonces ambas comenzaron a juguetear como si se tratara de un ritual de movimientos cada vez más rápidos y profundos. Susana se separó un instante para coger aire y yo di un paso más metiendo mi mano por debajo de su sedosa camisa hasta que comencé a palpar sus soñados senos, que ante mis caricias se iban endureciendo. Un instante después perdimos la noción del tiempo al unir nuestras bocas para seguir dándonos un beso largo, paciente y profundo.

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