Читать книгу Tú y yo онлайн

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También me había hecho doble agujero en las orejas. Decían que podía ser un símbolo de ser gay. Pero volviendo a lo que iba a contar, yo seguía siendo virgen y me atormentaba no saber mi condición sexual, así que decidí probar y mantener relaciones sexuales con un chico: Ian. Él me quería y tenía mucha experiencia, lo que significaba que no tendría por qué salir mal.

Un día cuando regresamos del trabajo, comimos algo y nos pusimos a ver la televisión. Ian me preguntó cómo estaban mis padres y qué tal me había ido el día. Me empezó a dar consejos y recomendaciones, a lo que le recordé que no era ni mi padre, ni mi madre y que de él esperaba otro tipo de comportamiento.

Sin mediar palabra, me cogió en brazos y me llevó hasta su cama. Comenzó a besarme y yo le respondí activamente. Estaba muerta de miedo por lo que iba a pasar, pero también deseaba empezar a resolver mis dudas con ese premeditado encuentro sexual. Si hasta entonces no había hecho el amor era porque me hubiera gustado llegar virgen al matrimonio. Era uno de mis valores y estaba a punto de perderlo por mi necesidad de saber y descubrir más sobre mí.

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