Читать книгу Dimelo cantando онлайн

4 страница из 120

Antes de mudarme a Londres, tuve que negociar con mis padres una serie de condiciones. Que viviese en una residencia era su segunda prioridad, inmediatamente después de que me «comportara como una Owen». La idea no me entusiasmaba al principio y quizá habrían cedido si me hubiera negado, teniendo en cuenta cómo estaban las cosas por entonces, pero no quise tentar a la suerte.

Cualquier estudiante de clase media habría optado por alquilar una habitación en las afueras. Es la opción más barata y por la que se decanta la mayoría. Y era también lo que estaba en mis planes, pero mis padres tenían una opinión muy clara al respecto. Pueden permitirse pagar cualquier residencia. Supongo que, cuando me pidieron que escogiese la que más me gustaba, que mencionase esta era lo último que esperaban.

—Has vuelto a buena hora del paseo. Muy bien.

Dolly me recibe sentada en el mostrador, como todos los días, mientras hojea distraída una revista. Tiene el pelo corto y cano y la cara llena de arrugas. Junto a su marido regentan el establecimiento desde sus inicios. Alojan a más de doscientos estudiantes, así que tienen que ser bastante estrictos para que no se desate el caos.

Правообладателям