Читать книгу Dimelo cantando онлайн

9 страница из 120

Nos adentramos en un local de música en directo que está a rebosar porque es sábado por la noche. Chloe me agarra del brazo para evitar que nos separemos y la sigo tambaleándome sobre los tacones. Hace calor y la música suena a todo volumen. Nos abrimos paso sorteando a la gente y dando algún que otro empujón. Aunque este sitio es asfixiante, me gusta. No puedo pensar cuando hay tanto ruido. Es precisamente lo que busco.

Encontramos una mesa libre delante del escenario. Un poco más atrás se encuentra la barra y bajando unas escaleras llegaríamos a la pista de baile. Echo un vistazo a los músicos que tocan esta noche mientras Chloe rebusca en su bolso. El vocalista es un chico rubio con una voz ronca que le pondría a cualquiera la piel de gallina.

No funciona conmigo, pero sí con Chloe, a la que le falta poco para hiperventilar.

—Me lo pido —anuncia, sin dejar lugar a discusiones.

—Todo tuyo. —Miro hacia otra parte con desinterés—. Los músicos no me van.

—En ese caso, me los pido todos.

Правообладателям