Читать книгу Dimelo cantando онлайн

14 страница из 120

—¿Qué te sirvo? —El camarero me saca de mis pensamientos. Míster Musculitos se acerca hasta que nuestros brazos se rozan.

—Dos chupitos de tequila. —Me mira de reojo—. Yo invito.

—Paso —respondo. Me vuelvo hacia el camarero y el chico añade:

—Algo más suave para ella, entonces.

Asiento para dar mi aprobación y no pierdo de vista mi bebida mientras la preparan. La cojo rápidamente cuando el barman la coloca sobre la barra. Doy un trago y el alcohol me raspa la garganta. Cuando dejo la copa, me aseguro de taparla con la mano, por si acaso. He aprendido que es mejor ser precavida. El desconocido aprovecha que parezco desatenta para mirarme con descaro. Se bebe su chupito en un abrir y cerrar de ojos.

—No tenías pinta de ser de las que se acobardan —comenta para atraer mi atención.

Juego con mi vaso, distraída, sin mirarlo.

—No lo soy.

—Ya. —Sonríe de forma engreída y me mira de arriba abajo—. Esperaba que me ayudaras a comprobar mi teoría. He oído que las chicas sois aburridas hasta que estáis borrachas.

Правообладателям