Читать книгу Sexualidad y violencia. Una mirada desde el psicoanálisis онлайн

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Madrid febrero 2021

Exordio

…nunca se sabe adónde se irá a parar por ese camino; primero uno cede en las palabras y después, poco a poco, en la cosa misma.

Sigmund Freud

I

El patriarcado, en palabras de la historiadora Gerda Lerner, es una creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2 500 años en completarse. El criterio básico con el que se debe comenzar cualquier teorización del pasado —explica esta autora desarrollando la perspectiva iniciada por Mary Beard— es que hombres y mujeres construyeron conjuntamente la civilización. Asumiendo estas premisas surgen de inmediato dos conclusiones: al negar el carácter ahistórico al patriarcado, hay que admitir al menos como hipótesis que no tiene porqué durar eternamente; y no menos importante, el patriarcado es un sistema en cuyo origen y consolidación a través de milenios han tomado parte los hombres y las mujeres, aunque se trate de una relación asimétrica que deja a las mujeres un papel subordinado. Como sucede siempre con los procesos históricos la ley va por detrás de la realidad social, de modo que cuando un hecho es objeto de normativización jurídica es porque su existencia se ha convertido en un problema que afecta al grupo. No cabe duda acerca de que el rol subordinado asignado a la mujer es anterior a la institucionalización del patriarcado, pero la minuciosidad con la que tanto en el Código de Hamurabbi como en la legislación mesoasiria se regula la conducta sexual, aplicando mayores restricciones a la mujer que a los hombres, da cuenta de hasta qué punto el control de la sexualidad femenina pasó a ser una cuestión de Estado: esposas, concubinas, esclavas y prostitutas tenían sus respectivos espacios claramente definidos en la estructura social, así como los castigos aplicables a los infractores, siempre más leves si se trataba de sujetos masculinos.

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