Читать книгу Recently Discovered Letters of George Santayana. Cartas recién descubiertas de George Santayana онлайн
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El prodigio fue que con todas esas preocupaciones enfermizas ocupando sus días y sus noches retuviera Westenholz hasta el final su libertad especulativa. Todo le interesaba, podía ser justo y hasta entusiasta en las cosas impersonales. Yo me beneficié de esta supervivencia de claridad mental: él se recreaba con mi filosofía, aunque no fuera capaz de asimilarla o vivir de acuerdo a ella; pero la mera idea de semejante síntesis le deleitaba; mi Reino de la verdad en particular suscitó su entusiasmo intelectual. En su confusión, atisbó la posibilidad de claridad y, como dijo su amigo Reichhardt, quedó magnéticamente hell begeistert, lleno de inspirada luz. 69
Al final de una carta enviada desde Cortina d’Ampezzo el 20 de julio de 1931, Santayana se despide de Westenholz así: «Quisiera poder transmitirte la calma, física y moral, de la que disfruto; pero solo puedo enviarte mis impotentes buenos deseos». Y, ocho años más tarde, anuncia su muerte a sus amigos con este comentario:
Hans Reichhardt me ha dado tardía noticia de que mi amigo Westenholz se suicidó el 5 de agosto […]. Vivimos en una época trágica pasada de moda. Westenholz fue una persona inteligente y extraordinariamente bien formada, era omnívoro e incansable tras cualquier interés intelectual, pero toda su vida fue un neurasténico sin remedio y con problemas psicológicos, que se han convertido finalmente en una prolongada pesadilla. A mi edad, la muerte de los amigos no me impresiona mucho, hace tiempo que todos estaban muertos, socialmente, respecto a las cosas importantes; pero cerrar la vida es (como enseña Heidegger) redondearla, completarla; en cierto sentido, coloca la figura entera de un amigo más perfectamente ante uno de lo que su vida estuvo nunca cuando aún estaba sujeta a cambios70.