Читать книгу La conversión es un proceso. En las Confesiones de San Agustín онлайн

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El niño Agustín se dejaba llevar por un incontrolado viento de triunfo, de sobresalir entre sus compañeros; por una afición desmedida a los espectáculos y juegos de los mayores; ardía en deseos de ser alabado; la alabanza de los demás era el único criterio que tenía para discernir si vivía honestamente. También lo arrastraba la gula.

El punto clave del pecado, en aquel tiempo, lo pone Agustín en esto: “Mas en lo que yo ciertamente pecaba era en buscar no en Él, sino en sus criaturas, en mí mismo y en los demás los deleites, las honras, las verdades. De esta manera caía en dolores, confusiones, errores” (L. I, c. XX). De tal manera que hace este juicio final de su infancia: “De niño, yacía, miserable, en el umbral de tales costumbres..., temía más cometer un barbarismo que cuidaba de no envidiar, si lo cometía, a aquellos que lo habían evitado” (L. I, c. XIX).

2. PECADOR DURANTE LA ADOLESCENCIA

Este período que transcurre entre los catorce y los veintiocho años, es la época en que Agustín vive intensamente una vida de pecado. Durante este tiempo se arraigan los criterios falsos, se habitúa a los caminos errados, da rienda suelta a sus afectos, anda metido en la vorágine de la sexualidad, se ciega por la verdad engañosa, se entrega a la vanidad y el orgullo...


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