Читать книгу La Virgen del Cajas. Testimonio de las apariciones онлайн

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Aparentemente mi hija y mi esposo le habían advertido que yo estaba loca y que se cuidara de mí, que no dejara que la abrazara. Éramos muy amigas y cuando ingresé en su consultorio, puso distancia conmigo.

Ella era algo agnóstica, así que cuando me pidió que le contara cuáles eran mis síntomas, empecé a comentar lo que me había sucedido en El Cajas, la aparición de la Santísima Virgen. No hizo mayor comentario, pero me escuchó atentamente.

Al finalizar me dijo: “Mira, realmente yo no encuentro que tengas ninguna patología, pero creo que debes controlar ese impulso de contar lo que te ha sucedido. Ve, hablaré con tu esposo y le comunicaré que no hay de qué preocuparse”. Agradecida, me abalancé hacia ella y le di un cariñoso abrazo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando se le “pararon los pelos”. Hasta el día de hoy me río del impacto que sufrió. Mi esposo entró en ese instante y le dijo: “¡Te dejaste abrazar, te dije que no lo hicieras!”. No había entendido que estaba muy eléctrica y que esa era la razón por la que mis seres queridos no se dejaban abrazar.

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