Читать книгу La Virgen del Cajas. Testimonio de las apariciones онлайн

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La voz me dijo: “deja de pensar en ti misma y piensa en los demás”. Fue como un baño de agua hirviendo que recorrió mi cuerpo y sentí un alivio muy grande, no sólo físicamente (entonces sufría de una hernia hiatal, que se curó al instante), sino en el alma, porque recibí la certeza de que debía vivir para los demás. Empecé a llorar, me quemaban las mejillas. Me di cuenta de que mi vida era frívola, llena de fiestas y de compromisos, y que lo único que me interesaba eran mis cosas, mis hijas, mis negocios, mi éxito… Pude entonces incorporarme.

Marcelo, muy preocupado, me preguntó qué me pasaba y le contesté que no lo sabía. Y en verdad así era: no entendía lo que había vivido. Nuevamente volví a escuchar la voz que decía: “que pasen los que han sido llamados, los que serán mensajeros de amor por el mundo”. Yo pensando que mi esposo Marcelo también estaba escuchando, le manifesté que no deseaba ir a ninguna parte, que no tenía tiempo, y él me preguntó: “¿ir a dónde?” Y le dije: “¿No escuchas?”. “¡No –me respondió– no oigo nada!”. Una persona que estaba al costado de la vidente se incorporó y dijo: “Dice la Madre que pasen los que han sido llamados, los mensajeros de amor por el mundo”; y yo, mirando a mi esposo, le dije, “¡ya ves!” y él me respondió, “está bien, pero no tienes que ir si no lo deseas”.

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