Читать книгу Conflicto armado y organización campesina. Memorias de la Asociación Campesina del valle del río Cimitarra онлайн
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El empuje de la colonización (con ritmos diferenciados en términos de poblamiento y configuración territorial) permitió que los esfuerzos de los colonos encontraran intereses y desafíos comunes ante las contradicciones que se venían presentando. A diferencia de las experiencias anteriores, esta forma de combinar la «solidaridad» tenía un «criterio», es decir, un objetivo común que trascendía el bienestar de la familia y el patrimonio y se dirigía hacia la lucha por el territorio. Los comienzos de la década de 1980 marcan una nueva fase en ese sentido, en el ámbito local se fortalecieron los comités de tierra, las juntas de acción comunal y una cooperativa desde donde se definían acuerdos y se hacían esfuerzos para la «distribución cualitativa de la tierra», la comercialización y el suministro de alimentos. Se compartieron alimentos, semillas, herramientas y la cría de animales domésticos, así como el trabajo para levantar los primeros ranchos de madera y palma. En palabras de los colonos, «todo eso era casi que un compromiso de los colonos, que ya existíamos con el colono que llegaba, y el que llegaba y ya al año tenía esa garantía, entonces se comprometían también [...] esa solidaridad surgió en la recolonización, por la necesidad de la distancia, la soledad, la falta de los productos, la falta del dinero para comprar los productos». Gilberto de Jesús Guerra, líder fundador de la ACVC, insiste en la forma como se dio este poblamiento: