Читать книгу Escogidos por Dios онлайн

11 страница из 55

Desafié a Gerstner en la clase una y otra vez, convirtiéndome en una plaga total y absoluta. Resistí durante más de un año. Mi rendición final vino por etapas, penosas por cierto. Comenzó cuando empecé a trabajar como pastor estudiante en una iglesia. Escribí una nota para mí mismo que guardaba en mi escritorio en un lugar donde siempre podría verla:

SE TE REQUIERE QUE CREAS, PREDIQUES Y ENSEÑES LO QUE LA BIBLIA DICE QUE ES VERDAD, NO LO QUE QUIERES QUE LA BIBLIA DIGA QUE ES VERDAD.

La nota me perseguía. Mi crisis final llegó en el curso superior. Me hallaba realizando dicho curso en el estudio de Jonathan Edwards. Pasamos el semestre estudiando el libro más famoso de Edwards, La Libertad de la Voluntad (The Freedom of the Will) bajo la tutela de Gersner. Al mismo tiempo realizaba un curso de exégesis griega en el libro de Romanos. Yo era el único estudiante en aquel curso, a solas con el profesor del Nuevo Testamento. No había donde pudiera esconderme.

La combinación era demasiado para mí. Gersner, Edwards, el profesor de Nuevo Testamento y sobre todo, el apóstol Pablo, eran un equipo demasiado formidable para que yo lo resistiese. El capitulo nueve de Romanos fue el punto crucial. Simplemente no podía encontrar la manera de evitar la enseñanza del apóstol en ese capítulo. A regañadientes, suspiré y me rendí, pero con la cabeza, no con el corazón. “Vale, creo en esto, ¡pero no tiene que gustarme!”

Правообладателям