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Mi alivio fue temporal. Pronto necesité una dosis más fuerte de Rolaids. La molesta pregunta rehusaba dejarme en paz… ¿Pueden las líneas paralelas encontrarse jamás? ¿En la eternidad o en alguna otra parte? Si las líneas se encuentran, entonces no son finalmente paralelas. Si son finalmente paralelas entonces nunca se encontrarán. Cuanto más pensaba acerca de la analogía, tanto más me daba cuenta que ésta no resolvía el problema. Decir que las líneas paralelas se encuentran en la eternidad es una afirmación sin sentido; es una contradicción flagrante.

No me gustan las contradicciones. Encuentro poco consuelo en ellas. Nunca cesaba de asombrarme ante la facilidad con que los cristianos parecen sentirse confortables con ellas. Oigo afirmaciones: “¡Dios es mayor que la lógica!” o “¡La fe es más elevada que la razón!” así para defender el uso de las contradicciones en la teología.

Ciertamente, estoy de acuerdo en que Dios es mayor que la lógica y que la fe es más elevada que la razón. Estoy de acuerdo con todo mi corazón y con toda mi mente. Lo que quiero evitar es a un Dios que es menor que la lógica, y una fe que es inferior a la razón. Un Dios que es menor que la lógica sería y debería ser destruido por la lógica. Una fe que es inferior a la razón es irracional y absurda.

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