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Mi vecino es un hábil fabricante de gabinetes. Una de sus especialidades es construir gabinetes para magos profesionales. El me dio un recorrido por su taller y me mostró cómo se hacen las cajas y los gabinetes para magos. El truco es el uso astuto de espejos. Cuando el mago sale a escena y muestra una caja o un sombrero vacío, lo que usted ve es sólo la mitad de la caja o el sombrero. Por ejemplo, si usted toma el sombrero “vacío” luego le fija un espejo a medio sombrero, el espejo refleja el lado vacío del sombrero y proyecta una imagen exacta. La ilusión crea el efecto visual de ver vacíos ambos lados del sombrero. Pero usted sólo está viendo la mitad del sombrero. La otra mitad tiene suficiente espacio para esconder palomas blancas o conejitos gordos. No hay mucha magia en esto, ¿verdad?

Dios no creó el mundo con espejos. Para hacerlo habría necesitado que la mitad del mundo comenzara con un espejo gigante que escondiera la otra mitad. La creación involucra traer a la existencia todo lo que es, incluyendo los espejos. Dios creó el mundo de la nada. Hubo un tiempo en que hubo nada. Pero repentinamente, por el mandato de Dios, hubo un universo.

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