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En Bélgica, ¿ola de reformas para detener las olas?

En Bélgica, las donaciones de personas particulares no podrían alcanzar tales alturas. Si bien la regulación al financiamiento privado se introdujo en ese país más o menos al mismo tiempo que en Francia —con la ley del 4 de julio de 1989 sobre la limitación y el control de gastos electorales, financiamiento y contabilidad abierta de los partidos políticos—, sus límites son mucho más estrictos hoy en día.17

Al igual que en Francia, en Bélgica las empresas no están autorizadas a hacer donaciones a los partidos políticos. Además, los individuos no pueden donar más de 500 euros anuales a un partido y el monto total de sus contribuciones no puede exceder los 2 mil euros. Se trata de uno de los sistemas más estrictos del mundo para controlar el financiamiento privado de la democracia, aunque no menos consistente con lo que vimos antes: las sumas que los partidos y los candidatos están autorizados a gastar en las elecciones belgas son extremadamente bajas; desde este punto de vista, los montos de las donaciones más fuertes serían relativamente inútiles. Más bien habría que cuestionar la consistencia del sistema inglés, que limita los gastos ¡pero no las donaciones! Con esto se ve hasta qué punto los sistemas de regulación pública aplicados en diferentes países jamás se han concebido de manera coherente y comparativa: es momento de que el ciudadano se adueñe de ellos.

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