Читать книгу El precio de la democracia онлайн

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Digámoslo de otro modo: el sistema actual es tal que, al final, los ricos no pagan más que una tercera parte del monto de sus donaciones a los partidos o los candidatos de su elección, pues el resto lo paga el Estado, es decir, es dinero de nuestros impuestos (en particular el IVA y otros impuestos indirectos que todos pagamos, y sobre todo los más pobres), mientras que los ciudadanos de más bajos recursos —¡gran paradoja!—pagan sus contribuciones políticas a plenitud. Además, el sistema francés actual de reducción de impuestos no sólo se aplica a las donaciones a candidatos y a partidos políticos, sino también a las cuotas de los militantes.25 En otras palabras, la mitad de los franceses más pobres no puede recibir el reembolso de una parte de sus cuotas, mientras que la mitad de franceses sujetos a impuesto sobre la renta sí puede. Esto anula —e incluso revierte— el carácter progresista de las políticas de militancia practicadas por muchos partidos. Por ejemplo, en Europe Écologie Les Verts [Europa Ecología Los Verdes] (EELV), la cuota de militancia es de 36 euros al mes para los miembros más precarios: los estudiantes y aquellos cuyo ingreso es inferior a 1200 euros mensuales. Costo real para un miembro precario: 36 euros. Para un miembro que gane 1500 euros al mes, la cuota de militancia es de 100 euros. Costo real, una vez aplicada la reducción fiscal de 66%: 34 euros… Para todos los partidos que aplican una tarifa única o casi única, el resultado es que la militancia resulta dos tercios más barata para los contribuyentes gravables que para los no gravables. La política pública, entonces, reduce a la nada los intentos de los partidos por democratizar el perfil de sus militantes. Todo está de cabeza.

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