Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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Aún no había acabado de emplatar cuando una risa espontánea y melodiosa, seguida de un profundo suspiro, lo distrajo. Se giró para ver de dónde provenía. Cualquier pensamiento acerca del candelero del siglo xvi o relacionado con su trabajo se disipó y se centró en la escena que tenía delante.

Su hija estaba con las piernas flexionadas, los pies sobre el taburete y un libro apoyado sobre las rodillas. Leía con absoluta concentración. Las cortinas de gasa estaban recogidas a ambos lados de la ventana que daba al jardín trasero, permitiendo que entrase la luz; no obstante, no era el sol matutino lo que le iluminaba el rostro, sino la lectura. La boca se le curvaba un poco hacia arriba en un atisbo de sonrisa y parecía dispuesta a volver a exhalar un suspiro soñador en cualquier momento. No pudo evitar contagiarse, así que sonrió.

—¿Qué lees? —le preguntó, intrigado.

—¿Mmm...? —respondió Bethany, aunque solo fue para ganar tiempo y poder leer un párrafo más. Se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja, lo que demostraba que ya no se encontraba totalmente abstraída en la lectura como estaba minutos antes.

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