Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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Me soltaste, aunque al hacerlo, nuestras miradas se cruzaron durante un segundo. Nos conocíamos los ojos de memoria, pero ese día descubrí cierto matiz que no conseguí identificar. Entonces me pregunté cómo verías tú los míos… ¿Delatarían lo que sentía últimamente? ¿Te darías cuenta de que ya no te quería de la misma manera que cuando éramos niños y que la palabra amistad se me había quedado pequeña? ¿Te revelarían que ya no quería ser solo tu amiga?

Volvimos a mirar hacia delante y seguimos caminando.

El agua se convirtió en un espejo que reflejaba la postal en la que estábamos inmersos, y se volvía más brillante en los puntos donde los rayos de sol conseguían filtrarse entre las ramas de los árboles. Más allá, sobre un claro circular, un grupo de personas con ropa holgada de color blanco practicaba taichí. Desde donde nos encontrábamos podíamos oír su música tranquila, aunque quedaba ahogada por el sonido de las risas y alguna que otra palabra suelta. El entorno desprendía paz y armonía. Era como estar sumido en una dimensión diferente, aunque solo estábamos a unas pocas manzanas del caos de la ciudad.

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