Читать книгу Noche sobre América. Cine de terror después del 11-S онлайн

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La representación traumática planta al espectador frente a una serie de tensiones no resueltas y, en consecuencia, nos permite estudiar los fenómenos históricos a través del cine de terror, un género que, según Blake (2008: 2), coincide con el trauma en su obsesión por la herida y, sobre todo, en su capacidad para funcionar como Trauerarbeit o duelo, es decir, en su capacidad de explorar la experiencia traumática a través de un proceso de simbolización de la pérdida. Blake y Lowenstein se niegan a asumir ese carácter ominoso e inexpresable del trauma —«Tu n’as rien vu à Hiroshima», hubiera escrito Marguerite Duras (1968: 28)— e intentan explorar «los modos a través de los que las convenciones del terror y sus subgéneros permiten descifrar la memoria histórica que la tragedia ha codificado en la vida cultural, social, psicológica y política de los habitantes de una nación» (Blake, 2008: 5).ssss1

Ni Blake ni Lowenstein dudan en poner el acento sobre el momento y el lugar del trauma: Auschwitz, Hiroshima, la guerra de Vietnam, el World Trade Center un 11 de septiembre o la Gran Bretaña posterior a Margaret Thatcher; no obstante, la teoría se ve lastrada por una excesiva dependencia del acontecimiento histórico. Nada más fácil que vincular el cine de terror reciente a la herida abierta en la Zona Cero; sin embargo, ¿cuál es el trauma histórico que cada veintitrés primaveras despierta al demonio de Jeepers Creepers (Victor Salva, 2001) y Jeepers Creepers II (Victor Salva, 2003)? ¿Qué tiene que ver Al Qaeda con la amaxofobia de la joven de Penny Dreadful (Richard Brandes, 2006)? Sin duda, es posible conectar la experiencia traumática de la joven a los atentados o, incluso, vincular la moraleja del filme —si eres mujer, no viajes sola— al discurso de géneros posterior al once de septiembre; sin embargo, hemos de reconocer que la misma historia hubiera podido ser contada, punto por punto, hace treinta años.


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