Читать книгу Noche sobre América. Cine de terror después del 11-S онлайн
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Sin embargo, el género de terror puede desarrollarse más allá del shock histórico o del trauma nacional. Incluso reconociendo, con Naomi Klein (2007), que la doctrina neoliberal es una sucesión de electrochoques sobre el cuerpo de la sociedad, seguimos sin poder utilizar las ideas de shock y trauma como las llaves maestras que nos permiten la comprensión del género de terror. Es preciso ampliar el horizonte. En este sentido, debemos destacar El Imperio del Miedo: el cine de horror norteamericano post 11-S, de Antonio José Navarro (2016: 24), que toma como punto de partida el desgarro del once de septiembre para hablarnos del cine de horror como «un duelo de naturaleza patológica donde cada espectador se considera culpable de la muerte ocurrida, la niega, se cree influido o poseído por los difuntos… Un duelo que le empuja a recordar, mediante sombrías simbolizaciones narrativas y escenas de violencia, de mutilación, de maldad sin sentido, de muerte, las impresiones vividas aquel día».
Navarro adopta una perspectiva lo suficientemente amplia como para entender el horrorssss1 más allá del instante del shock, comprendiendo la naturaleza del género, sus mitologías y su arraigo en la psique humana, esa apelación al lodo violento y primigenio que enfanga nuestro corazón, esa búsqueda en los rincones de nuestro interior a los que preferimos no mirar. Para comprender la relación entre la Historia y el cine de terror —así como su potencial subversivo (Navarro, 2016: 24, 66)—, no basta con citar un evento traumático para afirmar, acto seguido, que cuanto resta es eco suyo. Como dijimos, hemos de conocer primero la dinámica del género y descubrir ese terreno común en el que el cine dialoga con su presente, un terreno que situaremos en el ámbito de la ideología.