Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Ligeramente me cogió la cara y me dijo que verme feliz era su propósito, que él sabía que era un culicagao*, pero que era muy diablo, porque los chicos hablaban mucho de mí y antes de que le conociera, él ya estaba interesado en mí y que no le importaba si le gustaba o si iba a haber algo sexual, solo con ver mi sonrisa era suficiente para él ser feliz y que iba a ser mi mejor amigo.
Ese día nos fuimos a la fiesta, era muy cerca de Sameco, concretamente en Mega, una zona industrial donde se encontraban las discotecas más prestigiosas de la ciudad. Cuando llegamos, nos bajamos y uno de sus escoltas se encargó de la camioneta, precisamente nos bajamos donde el exesposo de Aracelly trabajaba y vio que iba muy bien vestido y que estaba entrando a la fiesta más cara de esa noche.
Recuerdo que me dio mucha vergüenza verle, porque no sabía que iba a pensar de mí, seguro que se lo iba a contar a Aracelly y ella a mi padrino Hernando, formándose un chisme, pero al final quería vivir mi experiencia, así que ni le presté atención. Solo sé, que había muchísima gente, mujeres y hombres muy guapos, vi que la fiesta era en la montaña, por eso se llamaba “La Roca”, se presentaban el DJ Dirty South. Pude ver que había gente haciendo fila, pero nosotros no la hicimos y ni siquiera me pidieron la documentación.