Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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En los días siguientes estábamos sentados en la puerta de nuestra casa que estaba sobre la avenida principal y pudimos ver que pasaban muchas camionetas conocidas, con múltiples señales de disparos y sangre saliendo por su puerta, pero detrás venían otras camionetas que pararon en nuestra puerta, se dirigieron hacia mi madre diciéndole que se marchara del pueblo, pues si no lo hacía, podíamos correr el riesgo de que nos mataran a todos.
Esa noche casi no pudimos dormir del susto y sin contar que mi madre era prima de Don William Andrés Valencia Espinoza, que nos hacía más vulnerables, porque no contábamos con ninguna seguridad. Por la mañana mi madre se fue a casa de Leidy y esta le dijo que todos teníamos que irnos del pueblo, sin preocuparse de nuestro futuro, ella y Don William, junto con su madre, se marcharon y nos dejaron solos en Zarzal.
Fueron días de mucha angustia, mi madre había pactado con Rosalba que le pagase un dinero y así mamá le traspasaba nuestra casa, pero Doña Rosalba no lo cumplió y de esa manera se adueñó de nuestra casa y le enviaba dinero a mi madre, que nos servía solo para comer. A los pocos días apareció un hombre llamado Ramiro, había venido antes por casa, pero nunca le tomé en cuenta, pues no significaba nada para mí, pero una tarde vino y habló con mi madre durante horas.