Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Visto que sin querer había logrado que Don Hernando me diera un salario fijo, me interesé por aprender cada cosa que allí se comía, así que aparte de atender bien, quise aprender a hacer el café, debía saber preparar la masa para las hojaldras, los buñuelos y así poder llegar a ganar algo más.
Don Hernando pudo ver mi empeño y las ganas de saber de todo, que era un chico ordenado y que era muy independiente, me tomó muchísimo más cariño que en los años pasados, me dijo que no tenía que pagarle nada, que me quería ver estudiando, que yo era uno más de la casa, que no tenía que preocuparme de nada, porque él cuidaría de mí, así lo dijo una tarde delante de su mujer y su hija. Desde entonces fueron siempre en contra de mí y cada vez que les daba algún chance*, me hacían quedar mal con Don Hernando, pero en ocasiones me querían, así que me acostumbré a ese cariño cambiante.
Los días que iba a estudiar, no podía ir a trabajar y Don Hernando aprovechó para que su hija Alba y yo, ayudásemos también en casa limpiando, pero cuando llegaba por las mañanas sobre las 09:30, estaba furiosa, porque no le gustaba que su padre le obligara a trabajar y si no encontraba la casa limpia, a su hermano Sebastián en la guardería y la comida preparada, a su padre le decía, que yo no había hecho nada y que había estado toda la mañana viendo TV.