Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
81 страница из 173
Don Hernando me envió un dinero y con eso pude ir a su casa y pagarle mi estadía trabajando. El día que llegué, él y su familia me recibieron muy bien, pero según pasaron los días la cosa cambió.
Me gustaba ir a trabajar de noche, siempre me gustó la vida de la noche, era más divertida y con posibilidades de correr algún riesgo de los que me gustaban. Siempre que podía, me metía por las calles que yo sabía que había alguien follando, solo para poder tener el placer de ver como lo hacían y así muchas veces, eso dio pie a que las putas y los travestis que me veían, vinieran al negocio, quizás para curiosear al que les espiabas y me pusieron el apodo “Bebé”.
Así que cada noche, no había ni una prostituta que no pasara a preguntar por mí y comprarme el desayuno, solo querían que les atendiera yo. Cuando les atendía me acariciaban e incluso muchas veces me quisieron besar, pero ya era demasiado llegar hasta esos límites. Esto permitió que Don Hernando me pusiese un salario y así pactar cuanto iba destinado para pagar mi estadía en su casa.