Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

85 страница из 173

Cuando llegamos a su escondite él me agarró con sus manos, me comió la boca y me manoseó todo, fue como si tuviera un pastel de chocolate y se lo quisiera acabar de un bocado. Así me sentía, me ponía cachondo y él al ver mi polla se la llevó a la boca y me hizo una buena mamada, aunque el muy listo también me metió la suya, aunque no tenía buena polla, pero yo quería volver a sentir una en mi culo, así que, en varias ocasiones, pasaba a jugar para conseguir lo que realmente quería.

Un día me tenía que quedar en casa y Alba tenía que ir a trabajar, pero esa noche se quiso ir más tarde. En medio de la noche, hacia las 03:30 de la mañana, me desperté y pude ver a su hijo Sebastián masturbándose en la escalera. Mirando hacia el salón, me extrañé y él pudo verme, haciendo un gesto con el dedo de que no hiciera ruido, así que fui a ver y estaba su madre en la silla del salón y se la estaba follando “Pocholo”, un taxista de la parada de Sameco.

Esa noche Sebastián y yo vimos como Pocholo se folló a su madre en todas las posiciones y no daba crédito viendo a Sebastián masturbándose con la polla de niño sin descapullar y con esa pollita tan dura, así que le saqué y mostré la mía, rápido la cogió y la olió. Pude ver que no le gustaba el papel de su madre, pero si el de Pocholo, así que le llevé a la cama y esperamos hasta que su madre se marchara con Pocholo a Sameco.


Правообладателям