Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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Ambos notaron que las pollas me habían encantado, pues me acerqué más y se las acaricié, fue mi primera reacción al ver esos “pedazos” de polla. Les comenté que ya me habían follado y que la primera vez, me la metieron a la fuerza y en la segunda le pusieron perico* a mi culo, los dos se soltaron a reír, pero que con las suyas me dejaría incluso preñar.

Los dos estaban muy calientes y me invitaron a ir con ellos y que entre los dos me follarían, pero no podía por el trabajo. Morboseamos* durante mucho tiempo e incluso en ocasiones venían con chicas, me hacían que les tocara las tetas y que me dejase chupármela allí mismo y lo hacía encantado.

Un día limpiando la suciedad que había en Sameco, me encontré con un taxista llamado Eduardo, este era un chico joven que en varias ocasiones le había atendido e incluso era el que traía a Aracelly, la hermana de Don Hernando a Sameco, le vi metido en su taxi masturbándose en plena madrugada.

Al verle, me entró morbo y me puse muy caliente, me acerqué, toqué en la ventanilla y abrió sobresaltado. Le dije que si quería le ayudaba con una mamada, así era mucho mejor que pajearse y ni corto, ni perezoso aceptó, me subió al taxi y me llevó a la calle oscura donde todos los taxistas iban buscando morbo.


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