Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

93 страница из 173

Pero yo seguía teniendo mis morbos, en ocasiones me ponía muy descarado en Sameco y esto hacía que el ambiente entre trabajadores y clientes fuese positivo, hasta el punto de que se había convertido aquel sitio en el desahogo de muchos, donde reír, morbosear* y comer.

Diego aprovechó nuestra amistad para abrirse más conmigo, tanto el como yo sabíamos que había ganas de alguna complicidad de morbo, pero ninguno de los dos quisimos traspasar esa delgada línea y solo nos limitamos a acariciarnos como si fuésemos dos hermanos e incluso en muchas ocasiones le encubría, cuando venía a casa su prima Islena, que le encantaba mamársela.

Para mí era muy difícil cubrirlos, porque Diego y yo habíamos hecho muy buena amistad y él como yo, deseábamos realizar algún morbo, pero yo me había inventado una novia mayor, para así alejarme de esa posibilidad. Diego así confiaba más en mí y empezó a confesarme las cosas que él había hecho cuando era menor y que sus padres lo pillaron, siempre que lo recordaba le daba vergüenza, así que descarté cualquier posibilidad, pues no quería dañar nuestra linda amistad.


Правообладателям