Читать книгу Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos CIV y XV онлайн

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Esto explica que el porcentaje de encuadernaciones de lujo con el que contamos sea bajo. En España, para ese periodo, podemos declararlo inexistente, y esto desequilibra la presencia de fuentes en las que se debe basar un estudio de historia cultural: documentales, objetuales e iconográficas. Las descripciones de las encuadernaciones de los inventarios reales de Martín I, María de Castilla, los condes de Benavente y de Juana I de Castilla son la base documental de esta investigación; la escasez de originales me ha obligado a recurrir a su representación en la iconografía de su época y, para ello, he abusado de los amigos que me han facilitado imágenes. En la pintura española, flamenca e italiana se encuentra lo que no ha llegado a conservarse, más que de forma testimonial en museos y bibliotecas.

Aún así, y éste es uno de los grandes intereses y una de las preguntas que me suscita este tema, las encuadernaciones joya que se describen en los inventarios no están en la pintura en la proporción que tuvieron entre los bienes reales, nobiliarios y patricios. Quienes las poseyeron se representaron con otras encuadernaciones ricas pero más sencillas; quizá porque en los retratos se buscó personificar al lector y eso las descartaba u obligaba a mostrar el libro abierto, dejándonos en la duda de cómo sería la encuadernación de esas horas miniadas en las manos de una sorprendida virgen. Sin embargo, tampoco la pintura las tuvo en cuenta como objeto de ostentación en las representaciones de aparato e incluso en su formato de joya más elocuente –el pinjante–las personas reales y la nobleza se mostraron en un entorno librario de un lujo menor al que el inventario de sus bienes suntuarios demuestra que atesoraron.

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