Читать книгу Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos CIV y XV онлайн

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Los albaranes de pago permiten diferenciar claramente los diversos artífices de la encuadernación: las retribuciones hechas por iluminar, encuadernar y cubrir –tres operaciones que se pagan al mismo artífice–se hacen a diferentes artífices de las que, concretadas en broches y apliques que se pagan al peso, se hacen a los plateros. La documentación de los reyes de la casa de Aragón aporta varios ejemplos: la encuadernación del manuscrito de Paulo Orosio que Pedro III manda copiar y miniar en pergamino y encuadernar en Barcelona, las realiza y cobra la misma persona. A Mahir Salomó, un judío encuadernador asentado también allí, se le pagan una cubiertas verdes de unas exposiciones del Evangelio junto con otros trabajos hechos para el Archivo Real; a Abraham de Carcasona, un Lancelot del infante don Juan. Con seis sueldos se retribuye la seda amarilla (groga) y la piel roja con la que se cubre la Biblia del rey al mismo artesano que la encuaderna. Lo mismo ocurre con otras dos Biblias que se cubren con cuero negro, se forran de blanco, y se cierran con correas de ternera blanca. En ninguno de estos trabajos se mencionan apliques o adornos.ssss1

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