Читать книгу Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos CIV y XV онлайн

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Los escudos pueden ser, como en guarnicionería, clavos redondos o, como en cerrajería, planchas de metal que sirven de adorno a la cerradura. Son figurados, rosicas de oro con dos asas en que atan las cintas del cierre de unas historias sagradas narradas en imágenes que contenía un manuscrito pequeño. Esquineras, bollones, protegen y participan, como los listeles de plata y metal en los cantos, del aparato suntuario, conjugándose en la sintaxis decorativa de la encuadernación.

Las charnelas, bisagras o goznes que forman parte del broche, son una pieza más de orfebrería y su decoración está integrada en el sistema decorativo de todos los elementos que forman el cierre del libro. Escudos, cabos y charnelas en oro, esmaltados de colores en uno de los deslumbrantes misales ricos de decoración heráldica que no se pudieron pesar. De plata, a juego con una mano del mismo metal, vaciadas y abiertas –labradas–con un rótulo de plata con el título nielado, resaltando sobre el terciopelo morado de las cubiertas, agrupa esta decoración a una serie de libros de la misma reina –Juana I–entre los que se encuentran, entre otros, un Flos sanctorum, un Regimiento de príncipes, Epístolas de san Jerónimo y diálogos de San Agustín, un Contemptus Mundi.ssss1

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