Читать книгу Europa en su teatro онлайн
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El 18 de octubre de 2002, poco antes de iniciarse aquella edición del Festival de Elche, me escribía Federico para pedir disculpas por no poder asistir ese año, debido a «problemas familiares». También seguía interesado en conseguir un espectáculo barroco español con vistas a su xxvi Convegno. Esas escasas notas autógrafas me renuevan algunos conceptos que me había transmitido el perfil humano de Doglio. Por ejemplo, recuerdo que algunas veces le oí hacer verdaderos ejercicios de humildad. Para nada se creía genio, sino que, simplemente, se divertía trabajando. Yo añadiría sin más que es de los que ponen auténtica pasión en lo que hacen. Extraordinaria pasión.
Creo que con estas palabras que he podido dedicar a Federico Doglio queda suficientemente demostrada mi devoción por el colega y amigo italiano. Una devoción que no sólo viene del reconocimiento de su gran trabajo intelectual sino de la categoría de su persona. Persona que, como vengo diciendo, resulta seria y a la vez afable, discreta y a la vez ingeniosa, prudente y a la vez in-quieta. Ya hemos dicho que su principal dedicación al teatro ha girado en el entorno del Renacimiento. Es su época preferida. No sé si será por pura acción mimética, pero algo me dice que mucho de lo por él estudiado se ha ido transmitiendo a su temperamento. Ignoro cómo sería la personalidad de un hombre del Renacimiento. Pero estoy seguro de que estaría muy cercana a la de Federico Doglio.