Читать книгу Remando de noche. La poesía de Donald Wellman онлайн
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En su viaje, el poeta vislumbra destellos de un más allá; en su poema “Navacerrada” inspecciona una cantera abandonada de donde “la muerte sube serpenteando” y la zarzamora le araña la cara. Aquí vislumbramos el infierno, pero es el cielo en donde Wellman se demora. Una teología del trabajo y del sacramento emerge a la superficie en el poema “Granada” cuando se pregunta:
In what sense did I earn the privilege
of sitting in the courtyard of the Fountain of the Four Lions?
A continuación, Wellman añade más textura a esta pregunta y resalta los aspectos del paisaje español que evocan el resplandor del reposo divino:
At night, looking over the valley of the Darro toward the Alhambra
the view approximates my conception of heaven.
“JACK” Y “MY BROTHER WILLIAM”: REGRESO A UN MUNDO FAMILIAR PARA FINALIZAR EL “CONTRA-PEREGRINAJE”
Ningún peregrinaje y, en particular, ningún “contra-peregrinaje” puede finalizar en visiones celestiales experimentadas en tierras lejanas, pues debe haber un retorno. En el caso de Wellman se evidencia un panorama paternal en el que se desvela el mundo del padre. Después de este largo peregrinaje, nos encontramos con una ciudad industrializada donde nació su padre y que moldeó al hijo. Lejos han quedado ya las remotas islas de Maine que dieron a luz a su madre. En definitiva, en el poema “Jack”, hallamos en Nashua, New Hampshire, un centro de manufacturación textil que prosperó en la confluencia de los ríos Merrimack y Nashua, y donde la fuerza motriz de sus aguas proporcionaba a la maquinaria textil la energía necesaria para llevar a cabo la actividad industrial. Aprovechando esta riqueza industrial, se edificaron grandes edificios de ladrillo rojo como si fuesen fortalezas que se asemejaban a armerías o prisiones. El poema “Jack” nos presenta un paisaje imaginario de los orígenes que hace tiempo han sido enterrados, la “protective gauze”( la venda protectora), como escribió Wellman, ha sido retirada. En un instante, y sólo fugazmente, se nos ofrece la imagen de una Nueva Inglaterra mecanizada y proletaria, de una vida urbana heterogénea que actúa como corolario del isleño criollo.