Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн

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No seré yo, ciertamente, el que brinde con los sazonados frutos del árbol frondoso y robusto que vegeta en el privilegiado suelo de los Estados-Unidos, al pueblo español tan malamente dispuesto para digerirlos; antes por el contrario, suplicaré y ecsortaré a los amantes sinceros del bien de nuestra patria, que reunan y concentren todos sus conatos para difundir la instruccion literaria, moral y religiosa en las masas, antes que ecsaltarlas con la imágen de bienes que no pueden concebir, y que por lo mismo promuevan el establecimiento de los principios sobre que estriba la felicidad social, el desarrollo de las fuerzas productoras, únicas que pueden favorecer la vegetacion del tierno arbusto de nuestra libertad, y dejen que el tiempo y la naturaleza operen su completo desarrollo hasta la virilidad, época marcada por la inflorescencia y la fructificacion. (La Sagra, 1836: XII-XIII)

La alegoría naturalista, que refleja la dedicación de La Sagra a las ciencias, pone también de manifiesto una visión cercana al despotismo ilustrado que recorrerá las páginas de Cinco meses en los Estados-Unidos, aplicada a diferentes ámbitos. El principio esencial del que parte es la necesidad, en primer lugar, de una “instruccion literaria, moral y religiosa en las masas” (La Sagra, 1836: XII) que sitúe a la nación en el estado idóneo para aplicar los principios de la libertad y la democracia. Como Tocqueville (Tocqueville, 2007: 43-44; Schleifer, 2007: 41-42), aunque de distinto modo, La Sagra no pretendía trasladar las leyes americanas a España, ni tan siquiera sus costumbres, pues era consciente de que las costumbres establecidas en la sociedad americana emanaban de la sólida educación moral de sus habitantes, de la que carecían, según su opinión, los españoles. Por esta razón insiste en la necesidad de una profunda reforma moral del pueblo español y no puede evitar pensar en su patria:6

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