Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн

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El autor descubre la inmanencia del poder asentada en la sociedad. En palabras de Michael Hardt y Antonio Negri, quienes estudian el concepto de soberanía imperial:

A diferencia del fatigado trascendentalismo de la soberanía moderna […] los constituyentes estadounidenses pensaban que sólo la república puede ofrecer un orden a la democracia, o más concretamente, que el orden de la multitud no debe nacer de una transferencia de los títulos de poder y el derecho, sino de un acuerdo interno con la multitud, de una interacción democrática de las fuerzas, vinculadas entre sí en redes. (Hardt y Negri, 2005: 182)

Mientras se desplaza por el Canal de Erie escribe el autor de Cinco meses en los Estados-Unidos: “¡Con qué noble orgullo se forman aquí asociaciones independientes del poder, para egecutar empresas colosales, que harian vacilar algunos ministerios de las lentas y envejecidas monarquías! ¡Y con qué rapidez, con qué simplicidad se llevan á cabo!” (La Sagra, 1836: 232). El viajero es consciente de cómo el progreso de la sociedad estadounidense se debe al poder que tienen los ciudadanos de construir sus instituciones y controlar la actividad de la sociedad. Así, frente al modelo de las “instituciones de la decrépita Europa” (La Sagra, 1836: XIV) se alzan innumerables ejemplos de instituciones americanas, como las que forman parte del sistema penitenciario, que podrán transformar en Europa “las cárceles de escuelas de crímenes y vicios, en útiles casa de reforma moral de los delincuentes” (La Sagra, 1836: 70). El principal error cometido por las instituciones del viejo continente radica justamente en adoptar el principio de caridad en lugar del de beneficencia, que, según su opinión, son más fuente de vicio que de verdadera reforma: “la ceguedad de los gobernantes es lamentable”, puesto que

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