Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн
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Por otra parte, a veces, el binomio se desplaza de Estados Unidos / España a Estados Unido / Europa.
Al reflecsionar sobre los erróneos principios que fomentan y sostienen los vicios, parece que la Europa, no obstante, el grado maravilloso de civilizacion que ha alcanzado, se halla bajo el influjo del genio del mal que atiza el fuego de los desórdenes y sopla su llama esterminadora sobre las clases mas numerosas, empleando como materias combustibles el mismo refinamiento del lujo y los ardientes incentivos que arrastran, con una especie de furor, ácia los goces sociales, que casi siempre piden el sacrificio de la virtud. Los hombres filantrópicos se afanan, los gobiernos ilustrados se esfuerzan por atajar un incendio que tiende á consumirlo todo; pero agotan en vano sus esfuerzos, porque cuando mas solo consiguen ocultar las llagas y ahogar los clamores de las víctimas. (La Sagra, 1836: XV)
Para el proyecto colonial en el que se inscribe el pensamiento del autor, que se presenta en divisiones binarias y una visión totalitaria, el viejo continente europeo en el que ocupa un lugar peculiar España se identifica con términos como “decrépita”, “vicio”, “lujo”, “galantería” “desorden”. Frente a la soberanía moderna europea aparece un nuevo concepto de soberanía que se hermana con “libertad”, “democracia” “actividad”, “templanza”, “educación”, y culmina con el término “felicidad”. Su visión colonial, no olvidemos la misión de La Sagra en Cuba, determina también el paternalismo con el que mira a “los pueblos de la América que hablan nuestra misma lengua, y que en la nueva carrera de regeneracion que se proponen seguir, necesitan los consejos y las noticias de todos los amantes de la humanidad” (La Sagra, 1836: XXVI). En esencia, lo que admira La Sagra, como admiran también Tocqueville y Beaumont, es esa nueva soberanía que se dota de poder y que se enfrenta a la “vieja” soberanía moderna europea.