Читать книгу Escrito en la orilla. Una travesía litoral con Lacan онлайн

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La carta o la letra –ambas traducciones son posibles– porta el significante. Lacan indica claramente la distinción del significante de la letra, a pesar de que la carta, la letra, conlleva el significante. Ocurre allí que el mensaje, desconocido, pasa como por juego de prestidigitación, con la carta, haciendo peripecias, sin ser tenido en cuenta y ni siquiera que se lo conozca. Esa elisión no podría, de ninguna manera, ser conocida por su psicobiografía, pues más bien la obturaría.

Luego Lacan dice: “[L]a psicoanalista”, ¿quién? Se refiere a Marie Bonaparte, quien no se ocupó justamente de este cuento de Poe, a pesar “de haber restregado los otros”, la depreciada traductora de Freud al francés.

La carta llega siempre a su destino. Pero para ser convenientemente leída es necesario que efectivamente llegue a destino. Si la letra queda en souffrance, es el fracaso del psicoanálisis. Entonces invoca las luces, lo que se lee en la contratapa de los Escritos: “… que allí se prosigue un solo debate, siempre el mismo, y que, aunque pareciera quedar así fechado, se reconoce por ser el debate de las luces”.6

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