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Finalmente, la tarea de la arquitectura consiste en preservar y defender el silenciossss1.

La contemplación del Universo debiera permitirnos adentrarnos en los silencios del tiempo, esos lapsos que constituyen la expresión de las condiciones de la temporalidad; si bien es cierto que físicamente el silencio no existe de forma natural en la faz de la Tierra, el silencio como metáfora y como construcción abstracta es una nube que representa los espacios vacíos del espacio, es el estado inerte de las acciones móviles del cursar de la naturaleza, el silencio es la contemplación, es el momento de quietud donde la brisa y las sombras se detienen para trazar la historia del tiempo.

Y es que, los silencios emocionan incluso más que el ruido, el silencio da paso a esos otros sonidos quizás más sutiles que abundan en el entorno natural, el silencio permite dar protagonismo a aquellos actos que trabajen en sinergia con esos sutiles susurros de la Madre Tierra. Aquellos que sean capaces de vibrar en la sintonía precisa y colaborativa que acompañen el ritmo de la naturaleza.


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