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«El bien a que esperas llegar,
¡oh maestro mío!,
es aún más problemático para mí
que el bien de Platón.
Escúchame, pues…»
Y en Dexidémides:
«¡Oh Platón!, no más que una sola cosa;
tener un humor sombrío
y arrancar tu frente severa,
como una concha de ostra».
El comediógrafo Cratino de Atenas, en la Falsa suposición:
«Evidentemente eres un hombre
y tienes un alma;
no es Platón quien me lo ha dicho,
pero aun así lo creo».
Alexis, en el Olimpiodoro:
«Mi cuerpo mortal ha sido anonadado,
pero la parte inmortal ha volado por los aires.
¿No es esto puro platonismo?».
El comediógrafo Anaxílides le critica igualmente en el Botrylion Circe y en Las mujeres ricas. El filósofo socrático Arístipo de Cirene dice, en el libro cuarto de la Sensualidad antigua, que Platón estaba enamorado de un joven llamado Áster, que estudiaba con él la astronomía, así como de Dión de Siracusa, de quien ya hemos hablado. Algunos pretenden que también amaba a Fedro. Se cree encontrar la prueba de esta pasión en los epigramas siguientes que pudo dirigirle: