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—Sobre la dificultad de comprender —respondió Antístenes.
—Entonces —replicó Platón—, ¿para qué escribes sobre esta cuestión?
Y le demostró que incurría en un círculo vicioso. Antístenes, herido, escribió contra Platón un diálogo titulado Sothon, y desde este momento fueron enemigos. Se dice igualmente que Sócrates, habiendo oído a Platón leer el Lisis, exclamó:
—¡Dioses!, ¡qué de cosas me presta este joven!
Y en efecto, puso como de Sócrates muchas cosas que éste jamás dijo.
Platón estaba indispuesto con Arístipo de Cirene; y así le acusa en el Tratado del alma[23] de no haber asistido a la muerte de Sócrates, aunque en aquel acto había ido a Egina, a poca distancia de Atenas. Tampoco amaba al político y orador ateniense Esquines,[24] porque se celaba de la estimación que le daba Dionisio. Con este motivo se refiere, que habiéndose visto precisado Esquines a ir a Sicilia, Platón le rehusó su apoyo, y que fue Arístipo el que lo recomendó al tirano. El filósofo epicúreo Idomeneo de Lámpsaco asegura, por su parte, que no fue Critón, como lo supone Platón, sino Esquines, el que propuso a Sócrates su evasión; y Platón no pudo atribuir este ofrecimiento al primero, sino como resultado del odio que tenía al segundo. Por lo demás, no cita jamás a Esquines en sus diálogos, excepto en el Tratado del alma y en la Apología.